miércoles, 11 de enero de 2012

Mucho amor para nuestros pequeños


La pedagogía Waldorf nos dice que en los primeros siete años de la vida de los niños, debemos enseñarles que el mundo es amor. Un artículo del New York Times la semana pasada (A Poverty Solution that Starts with a Hug) refuerza esta idea. El artículo reporta que la Academia Americana de Pediatría ha declarado que el estrés tóxico puede dañar a los niños por todas sus vidas. Aquí les comparto las ideas principales del artículo:

Esta declaración de política de la Academia se basa en dos décadas de investigación científica y apunta a estrés que puede surgir de abuso de alcohol o drogas de parte de los padres o negligencia crónica (un niño llora sin que le abracen). Y también concluye que el estrés tóxico se diluye cuando el niño recibe afecto. ¡Nos sugiere que sigamos con los abrazos y canciones de cuna!

El problema es que si los niños no reciben el afecto debido, se puede alterar en forma permanente su metabolismo o arquitectura cerebral. Entonces, como adultos, son más propensos de sufrir de enfermedades cardíacas, obesidad, diabetes y otras enfermedades físicas. También es más probable que sufran de dificultades escolares y entrar en crimen.

Dice el Dr. Jack P. Shonkoff, pediatra de la Universidad de Harvard, "Se puede modificar el comportamiento después, pero nunca puedes reconfigurar las conexiones cerebrales interrumpidas."

El período crucial es desde la concepción hasta el final de la infancia temprana. Después de ese momento, el cerebro es menos flexible y es más difícil remodelarlo.

Sigamos dando a nuestros pequeños un mundo de amor. Tienen toda una vida por delante en la cual tendrán que enfrentar duras realidades. Nuestros abrazos, canciones de cuna, y empatía de hoy, les prepararán para encarar estas situaciones con seguridad y ecuanimidad.

Saludos,
Ruth Junkin